jueves, 15 de diciembre de 2016

ATENAS, UN INMENSO GRAFITI

  
El FESTIVAL DE TEATRO ESPAÑOL, organizado por Styl Rodarelis, ha sido muy interesante como plataforma de visibilización de nuestra dramaturgia contemporánea. He actuado con mi Trilogía de Mujeres Medievales, se ha representado mi Niña tumbada en el teatro y en la estación de metro de Sintagma, edición de un libro sobre mi dramaturgia, mesas de debate, encuentros con alumnos de la universidad del Peloponeso... 
Pero el verdadero teatro estaba en la calles.
Sus actores: los atenienses de la crisis, los que sólo pueden sacar 60 euros al día, obligados a colas repetidas para sus gastos.
Su escenografía: los interminables grafitis que inundan paredes, cristales, escalones... Horror vacui tal vez para exorcizar el miedo a ese vacío con que atisban su futuro.
Y, a pesar de ello, los atenienses de hoy día no parecen aterrorizados Al contrario, se enfrentan a sus vicisitudes con coraje, como sus tatarabuelos clásicos.
En mi semana de estancia asistí a una sonada manifestación (nunca mejor dicho, debido a los petardos de los manifestantes y los botes lacrimógenos de la policía) por el asesinato de un estudiante hace 8 años, a manos de la policía.
Y a una huelga general, plasmada en una gran manifestación que recorrió el centro de Atenas. 
El teatro de la vida en la cuna del teatro.

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